Con 31 goles en 5 partidos, Elke Josselinne Karsten, como les gusta nombrarla a los animadores del Park Dome de Kumamoto, es una de las figuras de Argentina en este mundial de Japón. El salto de España a Hungría sin dudas tiene algo que ver con este presente, pero no todo es color de rosa en esta vida profesional que la llevó a una de las mejores ligas de Europa. El idioma, las costumbres, todo es muy distinto en el país magiar y a poco de cumplirse su primer semestre, sigue acostumbrándose a varias cosas.
La lateral izquierda del seleccionado está disputando su cuarto torneo ecuménico mayor a sus todavía jóvenes 24 años y recibió a Playmaker en la víspera del partido ante Hungría por la Copa Presidente para contar cómo vive un nuevo mundial con la celeste y blanca y cómo se adapta a su vida como jugadora del DVSC Schaeffler.
Playmaker: ¿En qué momento de tu carrera te encuentra este cuarto mundial adulto?
Elke Karsten: La verdad es que para mí es uno de mis mejores momentos, sacando el mundial de Dinamarca que, hasta ahora, había sido el mejor torneo. Me siento muy cómoda con el equipo, con el cuerpo técnico. Yo venía con un poco de miedo, porque no es lo mismo entrenar que jugar, en el club no estaba teniendo muchos minutos, y vine acá y me empezaron a dar confianza y creo que también la supe aprovechar, así que estoy contenta y agradecida por eso.
PM: El viernes cuando terminó el partido contra DR Congo se escucharon los gritos del equipo desde la zona mixta, ¿cuáles fueron las sensaciones, teniendo en cuenta de que ya están haciendo historia por quedar entre los mejores 16 del mundial?
EK: Estábamos muy contentas, porque estamos haciendo historia. Vinimos con otro objetivo, que era el de pasar de ronda, no se logró, pero después de eso supimos cambiar el chip y ponernos en la cabeza que teníamos que ser cuartas de grupo para seguir mejorando. Y ahora ya no nos quedamos con la victoria de Congo y con lo de estar entre los mejores 16, sino que queremos seguir haciendo historia ganándole a un europeo y quedando entre los primeros 13 o 14.
PM: ¿Cómo viste a las chicas que debutaron en este mundial?
EK: Las vi muy bien a todas las debutantes, sacando los nervios y eso. Creo que tanto como equipo e individualmente cada jugadora, fuimos todos de menos a más en el torneo y eso me pone contenta.
PM: Hay varias chicas que todavía juegan en Argentina, ¿qué les dicen vos y el resto de las chicas que ya están en Europa?, ¿las alientan a dar el salto o cómo manejan esas cuestiones?
EK: Yo soy de las que les dice que si tienen ganas de irse, que lo hagan; pero que tampoco sientan la presión de hacerlo porque puede ser una metida de pata grande. Si realmente lo sienten y tienen ganas de hacerlo, que lo hagan, pero que no lo hagan por presión. Porque en definitiva después vas, te encontrás con algo que no te gusta y volvés a tu casa pensando “yo no quiero saber más nada de handball”, y perdiste una jugadora.
PM: ¿Tu proceso cómo fue? Porque en su momento se habló mucho de que ‘te tenías que ir’, ¿cómo lo viviste?
EK: Y, fue complicado, porque yo tenía 17, 18 años y todo el mundo me decía “te tenés que ir ya, te tenés que ir ya”, y yo no quería. Cuando realmente sentí que me tenía que ir, o que quería hacerlo fue cuando me fui a Málaga y la verdad es que lo disfruté muchísimo. Y a partir de ese momento dije “sí, quiero irme a jugar a Europa”. Pero fue complicado porque las primeras veces que me llamaban todos me decían “te tenés que ir ya”, y no está bueno, porque sentís una presión que no te ayuda.
PM: El primer rival a vencer para conseguir el nuevo objetivo es Hungría, vos estás ahí desde hace casi un semestre, tenés varias compañeras de club que están en la selección y a varias de las otras ya las enfrentaste en la liga, ¿en dónde tiene que poner más atención Argentina cuando enfrente a Hungría?
EK: Ellas son un equipo muy fuerte, tienen muy buenas jugadoras, es un europeo de los fuertes. Jugué contra varias, tengo también varias compañeras ahí, son muy rápidas y en defensa son bastante ordenadas. Creo que nosotras, haciendo nuestro juego, no saliéndonos del plan ni haciendo locuras, podemos llevar un partido muy peleado y hasta ganarlo.
PM: ¿Cuáles fueron las sensaciones que quedaron luego de los partidos contra los otros europeos, Rusia y Suecia?
EK: Nos quedamos con sensaciones muy, muy positivas. Creemos que hicimos dos grandes partidos, más que nada el de Suecia, que fue más peleado hasta el final. Ellas son superiores, eso está claro, pero lo más positivo que rescato es que el equipo no se quedó conforme con haber hecho un buen partido, sino que nos quedamos con esa bronca de que si hubiésemos cometido dos o tres errores menos lo hubiésemos peleado más y tal vez habríamos llegado a un minuto final más ajustado. Pero son cosas que nos va a ir dando el tiempo, es un equipo joven y creo que hay muchas cosas positivas de esos dos partidos.
PM: ¿Por ejemplo?
EK: Creo que supimos ser fuertes en defensa y tratar de ser un poco más ordenadas en ataque, aunque el ataque siempre nos cuesta más. Nos propusimos defender más duro y las cosas técnicas que se dijeron fueron que lanzaran de afuera que no tienen tanta eficacia, eso nos salió bastante bien; y lo otro fue tratar de no volvernos locas en ataque y seguir los planes acordados.
PM: Estás jugando en una de las mejores ligas de Europa, ¿cómo estuviste viviendo tu primer semestre en Hungría?
EK: Bueno, la verdad que bien. Es muy diferente a lo que ya viví (en España), muy duro. Por momentos estoy bien, por momentos mal, pero creo que todo es parte del proceso, de la adaptación. Estoy muy contenta en el club porque creo que de a poquito voy mejorando individualmente y eso en definitiva lo hago por mí y por la selección; y todo lo que sume en la selección para mí va a ser lo mejor.
PM: ¿Qué es lo que más cuesta fuera del handball? No es nada fácil irse a vivir a un lugar tan distinto.
EK: Yo lo que más remarco es que la gente es más fría, más cerrada, es una cultura más seca; nosotros, los argentinos, somos más abiertos a todo. Esto un trabajo, en definitiva, y así se lo toman todos ahí. Voy a entrenar, termino y me voy a casa; y tal vez en España o en otro lado terminaba de entrenar, me iba a tomar un café, salía con mis amigas, tenés más vida de grupo y en Hungría eso no se tiene. Eso es lo que a mí más me costó los primeros meses, hasta que me fui adaptando a vivir sola, que no estaba acostumbrada.
PM: ¿Es la primera vez que vivís sola, no?
EK: Sí, porque en España compartía piso con dos chicas. Siempre estaba con mis amigas, terminábamos de entrenar y nos juntábamos, los fines de semana también. Y de repente ir a un lugar, vivir sola, no hablar con nadie; el idioma encima es imposible, mi inglés no es el mejor que digamos (risas); es muy duro, pero este último tiempo estuve más suelta y me pude comunicar más y por lo menos a la hora de entrenar se me hace más llevadero que los primeros meses.
PM: ¿Y en los entrenamientos cómo te arreglás? Hablarán en inglés para vos, me imagino…
EK: Bueno, el entrenador habla en húngaro y su inglés es bastante malo (risas), pero mis compañeras me traducen. Y también está la montenegrina (Jelena Despotovic), que entiende bastante y me habla en español.
PM: ¿Te dijo si lo aprendió mirando las novelas?
EK: Es por las telenovelas, sí, aprendió por eso. Me dijo que miraba Rebelde Way y todas esas (risas).
PM: ¿Y cómo es el trato en lo cotidiando con tus compañeras? ¿O no hay mucho trato?
EK: La verdad es que no hay mucho trato…fuera del ámbito de entrenamiento no tengo trato, no me llevo con ninguna, sólo con Jelena, la montenegrina. Con ella sí hablo, salgo a tomar un café y todo, pero después, la verdad es que es bastante dura la vida.
PM: ¿Es eso lo que más extrañás de España o de Argentina mismo?
EK: Sí, eso es lo que más extraño porque estoy acostumbrada a estar con gente y yo lo digo siempre, que al no hablar o no poder comunicarse, uno no llega a conocer a las personas, y no podés ser vos misma. Hablando en español podés ser vos, pero ya cuando tenés que hablar en inglés, que me hacen chistes en inglés y yo no los entiendo, te tenés que hacer entender, eso es muy difícil. Pero esto es parte de todo, sabía que iba a ser un cambio muy, muy diferente y que me iba a costar, aunque ahora me cuesta menos. Pero estoy contenta, no me arrepiento.
PM: ¿Dentro de la cancha te sentís cómoda con el equipo?
EK: Sí, la verdad es que me siento cómoda. Cuando entro intento dar mi máximo, tengo pocos minutos así que intento aprovecharlos para mí y para el equipo. Cada vez me voy sintiendo más cómoda y eso me ayuda a poder jugar mejor.
PM: Y por lo que pude ver donde te sentís cómoda es en competiciones europeas, ¿creés que es porque sabés que tienen otra importancia?
EK: Puede ser, creo que en competiciones europeas siempre me fue un poco mejor, o fui más regular que en las ligas. No sé por qué, tal vez porque sé que son partidos más intensos y entonces me subo en esa intensidad, y por eso llego a sacar mi máximo. Tal vez en la liga una va regulando más, pero ese pensamiento lo tuve que cambiar, porque ahora en Hungría todos los partidos son nivel símil Europa.
PM: ¿Qué objetivos les puso el club?, ¿creés que están para cumplirlos?
EK: Uno de los objetivos era estar dentro de la fase de grupos de Copa EHF y el otro era terminar la primera mitad del año entre los primeros cinco y a fin de año también entre los primeros cinco. Hicimos grandes partidos, después trastabillamos con un poco MTK, pero creo que el club está bastante satisfecho con la primera mitad de año que estamos haciendo.
PM: Volviendo un poco a la selección, si bien quedan partidos de este mundial todavía, ¿ya piensan un poco en el preolímpico?
EK: Por ahora tenemos la cabeza en el mundial, obvio que no dejamos de pensar en el preolímpico, pero el cuerpo técnico ya está mirando eso. A nosotras no nos lo transmiten y para mí está bien porque ahora estamos en otro torneo. Sabemos que el preolímpico es muy difícil, que tenemos una chance sobre cinco, pero el equipo todavía tiene tiempo para seguir madurando y creo que este mundial lo está haciendo bastante bien. Cuando sepamos los equipos que vamos a enfrentar nos vamos a focalizar en eso, y en tratar de realmente aprovechar esa última chance que nos queda para ir a los Juegos Olímpicos.
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